Quizás alguna vez hemos tenido entre nuestras manos un libro de “Las aventuras del Barón de Münchhausen” de G. Bürguer basado en las historias contadas por Karl Friedrich von Münchhausen, un capitán retirado del ejército, que destacaba por sus relatos exagerados y fantásticos.

Dicho barón responde al nombre de Karl Friedrich Hieronymus (1720-1797) y seguramente esa fama literaria le resta valor a las proezas que han llegado hasta nosotros pues algo de verdad existirá en alguna de ellas. Aunque la hazaña de hoy es poco creíble ya que el barón de Münchhausen fue capaz salir de una ciénaga tirándose de su propia coleta.

Lo sé cuesta imaginar tal escena pero esa capacidad del Barón de Münchhausen de “elevarse a sí mismo” le dio pie en 2009 a Daan van Berkel, matemático holandés, a usar el nombre de números de Munchausen a unos curiosos y escasos (solo hay 2) números.

Son aquellos números que son iguales a la suma de sus cifras elevadas a sí mismas.

Obviamente 1 es un número de Munchausen pues

Por ejemplo, 324 no es un número de Munchausen pues

¿Cuál será el otro número? El ganador es

pues

Y ya no hay más, podríamos buscarlos en otras bases numéricas (que alguno hay) pero por ahora nos quedaremos con el 1 y el 3435 como esos dos números tan singulares como el Barón de Münchhausen.

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